La Unión Europea y el Reino Unido llevaban una gran historia como entidades asociadas desde hace cerca de 50 años, comenzando su relación a principios de los años 70’s.
El conjunto de entidades británicas había realizado 2 solicitudes para formar parte de la Comunidad Económica Europea en los años 1963 y 1967, mismas que fueron rechazadas por el entonces presidente de Francia debido a las “incompatibilidades” económicas, laborales y sociales en las que difería el Reino Unido con los demás miembros de la Unión. Tras la salida presidencial de Charles de Gaulle, Reino Unido presentó su tercera y última solicitud cuya respuesta terminó siendo exitosa, formando ahora parte de los países miembros de la Unión Europea y siendo acreedores de una larga lista de beneficios tanto comerciales como sociales.
La Unión Europea se conforma hoy en día por 27 países, y claramente cuenta con ciertas ventajas pertenecer a ella. Entre ellas son el libre traslado y libre comercio entre las naciones involucradas, es decir que no hay controles fronterizos entre los países, por lo que cada residente puede circular libremente en todos los países asociados, no se cobran ni aranceles ni impuestos y cada individuo tiene la libertad de establecerse en cualquier país, teniendo el mismo trato y los mismos derechos en cuestiones de empleo, seguridad social y fiscalidad.
El deseo de regresarle la soberanía al Reino Unido, el preocupante índice de inmigrantes europeos que acudían a las tierras británicas en busca de un mejor desarrollo y por supuesto, la burocracia europea, fueron las razones por las que en 2016 el Reino Unido lanzó un referéndum para poner a votación de los británicos si continuarían o no formando parte de la Unión Europea. Tras una reñida votación, resultando en un 51,9 a 48,1%, a favor de salir de la UE, se tomó la democrática decisión de permanecer fuera de ésta.
Claro que el cambio no fue rápido, ni mucho menos sencillo. Ambas partes tuvieron que definir nuevos acuerdos comerciales, restricciones y construcción de nuevas fronteras, y las condiciones de los residentes tanto de la UE como del Reino Unido.
Después de más de 4 años, el pasado 31 de diciembre de 2020, se firmó el acuerdo en el que se establecieron los términos de su futura relación. Los puntos más importantes son los siguientes:
- Reino Unido salió del programa Erasmus (Plan/Programa para estudiantes europeos en el que se les permite estudiar en cualquier país de la UE.), por lo que ahora cualquier viajero de corta duración solo tendrá permitido estar en RU en máximo de 90 días, sin derecho a estudiar o trabajar, a menos que se cuente con una visa para ello, misma condición que aplica para los británicos que deseen viajar a un país perteneciente a la UE.
- Las aerolíneas inglesas no podrán operar vuelos entre países europeos, es decir que British Airways no podrá realizar ningún viaje ya sea de tipo comercial o turístico en dichos países. Por ejemplo: Francia-España o Italia-Alemania.
- En términos de comercio exterior, el libre comercio de servicios financieros ha llegado a su fin para Reino Unido, lo que quiere decir que las empresas financieras inglesas ya no podrán comercializar sus productos o servicios libremente en la Unión Europea.
- La Unión Europea acordó pagar un 25% del valor total de la pesca que realice en aguas británicas hasta el 2026. Pasando ese año se firmarán diferentes acuerdos anuales en vistas de conveniencia mutua.
Esta decisión sin duda traerá consigo grandes cambios en cuestiones de todo tipo, tanto sociales y culturales como económicas y comerciales. Por la gran potencia que es el Reino Unido sabemos que cuentan con los recursos necesarios para sobrellevar todo lo que significa este cambio. Ahora bien, en cuestión logística, Translitoral Worldwide sigue contando con todo lo necesario para hacer efectivo cualquier plan de importación, exportación o transporte nacional e internacional.
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